Por primera vez en los Foros panamazónicos, se contó con un espacio de Juventud, la cual, además, tuvo una metodología novedosa. Los y las jóvenes recorrieron a lo largo de los dos días del Foro, un total de 7 comunidades kichwa. Durante este tiempo pudieron conocer sobre la problemática de las comunidades, en particular de los niños, niñas, adolescentes y jóvenes, por la contaminación y falta de agua.
El primer día, se realizó el denominado Toxitour y se visitaron las comunidades de Naranjal, Shapumba, Shucchuyacu y Rumicallpa. La delegación de jóvenes provenientes de todas partes del Perú y América Latina conoció de cerca el la situación de la contaminación de la Quebrada de Shupishina. Según pudieron observar, sus aguas se han vuelto turbias producto de los desechos del desagüe de la ciudad, sumado a la contaminación que ocasiona el Camal Municipal y la empresa avícola Don Pollo.
Durante el segundo día, los y las jóvenes pudieron compartir con las comunidades de Alto Pucallpillo, Pucallpa y Morillo, para reflexionar sobre el cuidado de los bienes comunes. Fueron parte de la Mikuna o almuerzo comunitario y conocieron la chacra. Por la tarde se conversó sobre las formas de organización comunitaria y cómo muchas comunidades habían logrado convivir con el medio ambiente sin degradarlo o contaminarlo. A esta forma de convivencia armónica se le denomina Buen Vivir y representa todo lo contrario a lo que conocieron el día anterior, donde conocieron comunidades afectadas por contaminación de sus fuentes de agua.
Alrededor de 200 jóvenes, entre líderes nacionales y de países vecinos como Bolivia y Chile participaron en el espacio de Juventud Panamazónica. En idioma quechua,exigieron que se respeten sus derechos ecológicos. Señalaron también que La problemática de contaminación de agua está en todas las regiones del país.
Animado por la Red Infanto Juvenil por el Buen Vivir, este espacio del VIII Foro Social Panamázonico, se caracterizó por el protagonismo de los propios jóvenes. «Nuestro padres nos enseñaron que el río era un basurero, nosotros les enseñaremos que no es así», enfatizó Raúl delegado de la Red.
“Lo que le está pasando a la Madre tierra causa ganas de llorar”, enfatizó Gian Marco Flores de 13 años de la comunidad nativa quechua de Quispillacta en la Plenaria de Foro Social Panamazónico, quien culminó su sentido discurso en quechua, su lengua materna, agregando que se debe decir: ¡basta de violencia ambiental ¡
La contaminación de nuestros ríos pone en peligro la vida de los niños, niñas y adolescentes.
En el panel, también, participó Milagros Tirado quien afirmó que es necesario “recuperar y revalorar nuestros saberes ancestrales y exigir que las nuevas generaciones (niños, niñas, adolescentes y jóvenes) participemos de las decisiones que nos involucran y nos comprometen”.
Aunque este fue el único espacio que se desarrolló fuera del espacio físico de la ciudad universitaria, sede del Fospa, sus delegados/as llegaron a las Plenarias de los días 29 y 30 de abril trayendo las conclusiones colectivas, luego de realizar una jornada de convivencia con las comunidades kishwa en Lamas. La Mesa de Juventud realizó la ruta del “Toxi Tour” donde se visitaron comunidades asentadas alrededor de la quebrada del Shupishiña, a cuyas aguas se vierten desperdicios del desagüe de la ciudad, desechos de una empresa privada de crianza de cerdos y del camal Municipal.
La jornada en las comunidades
Los jóvenes se congregaron en la Plaza de Lamas a las 8 de la mañana, donde se formaron comisiones y equipos. Fueron alrededor de 200 jóvenes, entre líderes nacionales y de países vecinos como Bolivia y Chile, quienes formaron grupos para recorrer cuatro comunidades: Shucshuyaco, Shapumba, Naranjal y Rumicallpa. Allí, padecen problemas de contaminación del agua y aire a causa de la mala gestión de los residuos que van a parar al río.
En la comunidad de Naranjal, la delegación conoció una represa construida por una de las empresas de Lamas, que deja sin agua a la comunidad en la época de verano. Al respecto, elApu de la comunidad, Wilder Sinarahua, comentó que desde que se instaló esa represa, ha disminuido la cantidad de peces y cangrejos en el río. Así, la vida y supervivencia de las comunidades está en peligro.
“No queremos que nos pase lo mismo que a nuestros hermanos de otras comunidades, la quebrada Shupishiña que recorre sus tierras está muerta”, proclamó Felix Zángana de 25 años, y quien, a pesar de su juventud fue elegido como Apu por su comunidad.
Al respecto Danny representante de CONADES Juvenil afirmó que en Apurímac, de donde él viene, las mineras han dañado las fuentes de agua al punto de que no son bebibles. Otro de los delegados, Raúl Amaru, de Cusco afirmó que la ciudad imperial, también padecen problemas parecidos.
A estos problemas ambientales se suma una larga lista como los 12 derrames de petróleo ocurridos en el 2016 o la contaminación por plomo que sufren los niños y niñas en La Oroya. Otras cifras de la Organización Mundial de la salud, señalan que 1,6 millones de niños y niñas mueren cada año a causa de problemas relacionados al medio ambiente. Esto ha sido denominado violencia ambiental por los jóvenes que participan del Foro. Quienes declararon en la Plenaria que van a luchar contra esta situación y visibilizarán los casos donde se ponga en riesgo la vida de la juventud.
El espacio de Juventudes puso énfasis en su preocupación por el bienestar de los niños, niñas y adolescentes de las comunidades indígenas. “Es necesario articular a las comunidades y todos los interesados en defender las fuentes de vida para promover políticas públicas que incorporen los derechos ecológicos”, resaltó Milagros Tirado.
La juventud se comprometió a luchar por que se escuche las voces de los niños, niñas y adolescentes con el fin de aprobar leyes que obliguen a las autoridades a actuar contra las empresas que contaminan los bienes comunes de las comunidades y atenten contra la Amazonía.
Al respecto los jóvenes se pronunciaron y llegaron a las siguientes conclusiones:
- Nos educan para creer que solo podemos vivir con el dinero, hemos vivido confundidos y ahora hemos abierto los ojos, al ver que existen otras maneras de vivir de manera armónica con la naturaleza.
- La solidaridad y el trabajo comunitario nos hace mejores seres humanos. Todas y todos somos portadores de culturas comunitarias. También en las ciudades se deber recuperar nuestra identidad y culturas.
- El papel de las mujeres (niñas, jóvenes y ancianas) es crucial para proteger la crianza de las semillas, para asegurar la alimentación de las generaciones futuras y luchar contra el monocultivo.
- El Buen Vivir es una experiencia real y replicable en la ciudad, aunque esta sea individualista y consumista. Debemos promover estos valores realizando acciones comunitarias en la familia y la sociedad.
Nosotros y nosotras nos comprometemos a tomar las siguientes acciones:
- Nuestra bandera son los Derechos Ecológicos y lucharemos para que sean reconocidos por los Estados y así, asegurar la vida de los pueblos y las futuras generaciones.
- Apostamos por la articulación de organizaciones infanto-juveniles mediante la concientización y sensibilización sobre el Buen Vivir y los derechos ecológicos desde los colegios y las universidades.
- Buscamos fomentar la relación de respeto y cariño con el medio ambiente y que esta forma de ver el mundo sea enseñada a niños, niñas, adolescentes y jóvenes.
- Lucharemos contra la dependencia del mercado en las ciudades al fomentar y practicar la agricultura familiar para el autoconsumo. Luchar por más espacios comunitarios (parques y jardines para todos).
- Promoveremos proyectos que repliquen la metodología de experiencias ecológicas que fomenten la buena relación con la naturaleza.
- Lucharemos porque se le otorgue los mismos derechos y oportunidades a las comunidades y sus poblaciones.
- Promoveremos los valores del Buen Vivir a las nuevas generaciones.
Encuentra también información sobre este espacio en los siguientes links:
http://www.coeeci.org.pe/jovenes-se-preparan-foro-social-panamazonico/
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