Posicionamiento presentado en la plenaria del XI FOSPA para la COP 16 de Biodiversidad y la COP 29 de Cambio Climático
Este XI FOSPA (Foro Social Panamazónico) es un encuentro histórico y construido por las manos de nosotros, la primera línea de defensa de la Amazonia, este junio de 2024 en Rurrenabaque y San Buenaventura, Bolivia, con la participación de los habitantes de los territorios andino-amazónicos, incluyendo pueblos indígenas, poblaciones amazónicas, comunidades afroamazónicas, campesinos, profesionales, científicos, juventudes, adultos, mujeres, periodistas, educadores, activistas y sociedad civil organizada. El FOSPA se reconoce como un espacio autogestionado de articulación y acción de base social, centrado en la reflexión sobre los desafíos y oportunidades en la Cuenca Amazónica, que abarca países como Brasil, Perú, Bolivia, Ecuador, Colombia, Venezuela, República Cooperativa de Guyana, Surinam y Guyane.
—Tomando en cuenta que la participación activa en los espacios multilaterales de negociación como la Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP), así como en las Conferencias de las Partes de la Convención sobre la Diversidad Biológica (CDB) y el Acuerdo de Escazú, es importante para enfrentar los desafíos ambientales globales que amenazan nuestro planeta y el bienestar de todas las especies que lo habitan.
—Llevando en consideración el Acuerdo de Escazú que establece directrices importantes para la justicia ambiental, el acceso a la información y la participación en asuntos ambientales de los pueblos, además de garantizar un espacio permanente de participación de la sociedad civil, y que ya ha establecido un plan de acción que exige a las partes firmantes su implementación.
—Considerando también que dichas Conferencias constituyen los únicos espacios existentes para abordar la crisis sistémica y multidimensional en el marco del multilateralismo, la cooperación entre Estados y la justicia ambiental.
—Considerando, además, los avances gestados por actores de la sociedad civil en dichas instancias de negociación, tales como la conservación con enfoque basado en derechos humanos, el reconocimiento de la deuda histórica de los países del norte global hacia los países del sur global.
—Reconociendo la ardua lucha gestionada desde la sociedad civil que ha defendido y puesto el pecho en estos espacios internacionales, resaltamos la complementariedad sinérgica lograda por nosotros, la sociedad civil organizada y los pueblos, en los acuerdos y marcos internacionales que busca subsanar brechas y vacíos en cuanto a la defensa de los derechos humanos y de la Madre Tierra.
Nos declaramos en estado permanente de emergencia ante la amenaza por la acelerada degradación del territorio andino-amazónico y su impacto sobre la humanidad y el planeta.
Frente a esta situación exigimos a los Estados y gobiernos que cumplan con los compromisos asumidos en los diferentes convenios, acuerdos-tratados internacionales y marcos normativos nacionales. Rechazamos la mercantilización y privatización indiscriminada de la biodiversidad, exigiendo el respeto de los pueblos y territorios ancestrales, sus usos y costumbres.
Llamamos a todos los negociadores de espacios enmarcados en las Conferencias de Naciones Unidas en la protección de la Amazonía a apoyar y fortalecer el papel de comunidades locales, pueblos indígenas originarios, otros actores y guardaparques como defensores ambientales, resguardando su integridad y todos sus derechos.
Denuncias y Amenazas
Rechazamos el modelo extractivista que continúa degradando y devastando nuestra Amazonía.
Asimismo, reconocemos los espacios internacionales como un mecanismo para el reconocimiento de las luchas de los pueblos en sus territorios, e instamos a los Estados parte a comprometerse al desarrollo integral y aplicable de las metas de marcos y acuerdos alcanzados:
• Denunciamos el nulo avance de los acuerdos de la Convención Marco de las Naciones Unidas de biodiversidad y la mercantilización de la biodiversidad de las grandes industrias farmacéuticas y la captura corporativa de la Conferencia de las Partes (COP). Por tanto, exigimos al sistema de Naciones Unidas y al país anfitrión el veto a la participación de los representantes de estas instancias. Más al contrario, exigimos la participación masiva y activa de los pueblos, organizaciones y comunidades quienes tuvieron y aún tienen el rol histórico de conservar y cuidar las diferentes expresiones de vida en sus territorios.
• Responsabilizamos del fracaso del Acuerdo de París a los Gobiernos y Estados, que sistemáticamente han venido frenando y obstaculizando los avances reales para el cumplimiento del objetivo de evitar que el incremento de la temperatura media global del planeta supere los 2°C respecto a los niveles preindustriales, y para promover los esfuerzos que hagan posible que el calentamiento global no supere los 1,5°C.
• Frente al fracaso del Acuerdo de París, planteamos un nuevo Acuerdo por la vida desde los pueblos y territorios que fortalezca las respuestas frente a la crisis climática y a la necesidad de una justicia social climática, que asegure la inclusión plena y equitativa de las comunidades y pueblos indígenas, quienes son los guardianes tradicionales de la biodiversidad y los ecosistemas. Es imperativo que se reconozcan y respeten sus conocimientos ancestrales y prácticas sostenibles que promuevan la resiliencia comunitaria y la equidad ambiental a nivel global.
• Denunciamos la no ratificación y la falta de avance en la aplicación del Acuerdo de Escazú para proteger a los defensores y defensoras ambientales en nuestra región, que enfrenta obstáculos por intereses corporativos y de gobiernos renuentes. Por tanto, exigimos urgentemente que los Estados partes cumplan con garantías efectivas para quienes defienden nuestros recursos naturales, enfrentando amenazas y violencia. Asimismo, exigimos garantizar la protección de los defensores, en el marco del Plan de Acción sobre defensoras y defensores de los derechos humanos en asuntos ambientales aprobado en la reciente COP de Escazú; que no se convierta en una nueva barrera para la participación, acción y defensa de los pueblos, sino que garantice verdaderamente la protección y seguridad de quienes defienden el medio ambiente.