Así fue el Webinar, Mujeres, cuerpos y territorios en contextos de extractivismos
Escrito por Camilo Chica, comunicaciones Fospa Colombia
Como antesala al Tribunal de justicia y derechos de las mujeres indígenas amazónicas a celebrarse en el IX Fospa se realizó el pasado 7 de octubre el segundo webinar de la Iniciativa de acción en Fospa -IdeA- En defensa de nuestros cuerpos y territorios de las mujeres andinas y amazónicas, nombrado Mujeres, cuerpos y territorios en contextos de extractivismo, que contó con un grupo especial de mujeres, las cuales sumaron sus voces y acciones por la soberanía de los cuerpos y territorios de las mujeres en la Amazonia.
Denisse Chávez del Grupo Impulsor Mujeres y Cambio Climático (GIMCC) junto a Janneth Lozano del CODACO, iniciaron la intervención y moderaron este encuentro, resaltando el esfuerzo de las organizaciones que se articulan en esta IdeA como una apuesta colectiva desde el Fospa en Movimiento: Red Nacional de Mujeres de Colombia, Articulación Feminista Marcosur, Organización Nacional de Mujeres Andinas y Amazónicas del Perú, REPEM América Latina, Codapcop Colombia, Centro de la Mujer Peruana Flora Tristan, Grupo Impulsor de Mujeres y Cambio Climático y Articulación de Mujeres de Brasil.
Para este webinar las mujeres de la Amazonía y los Andes pusieron en la agenda pública la dimensión de sus cuerpos y territorios, por las afectaciones causadas por el despojo causado por el extractivismo, tanto la extracción que generan a la biodiversidad biológica y sus ecosistemas, como a las emociones de los pobladores, especialmente el de las mujeres. El avance del extractivismo y el patriarcado en un contexto globalizado de desarrollo neoliberal, con su “sello colonial y racista”, despojan el territorio, mercantilizan la naturaleza, violan los derechos fundamentales de los pueblos y los cuerpos y desaparecen la cultura ancestral. Frente a esto se constituyen en los territorios, espacios de resistencias, autodeterminación, de vida, se defiende la naturaleza y la soberanía alimentaria, se reconstruye la cultura y diferentes formas de vida.
Debido a esta problemática, hacen un llamado a exigir que los cuerpos y territorios deben ser un espacio de cuidado, de sostenibilidad de la vida, de construcción de un modelo justo y equitativo, en donde las personas y la naturaleza sean la prioridad y el centro en una relación interdependiente y equilibrada y las mujeres vivan libres de toda discriminación y violencia.
Lolita Chávez Izcaquit, Maya Quiche de Guatemala, sanadora, feminista comunitaria, defensora de la vida, bienes comunes y territorio, dirigente del pueblo Quiche por la defensa de la vida, la naturaleza, la madre tierra y el territorio. Intervino en el webinar, exponiendo como en su trabajo ha denunciado constantemente las afectaciones de las empresas extractivistas y sus alianzas con grupos paramilitares que han asesinado sistemáticamente a defensores y defensoras de su pueblo. Ella, ha sido amenazada de muerte y ha sufrido atentados por oponerse a la tala de bosques, lo que la ha obligado a salir de su territorio.
En su intervención hizo un análisis de los contextos hostiles extractivistas y el pandémico, que afectan en alto grado a Guatemala. Resaltó que en su país se han perdido más de 700.000 puestos de trabajo, que podrían ser subregistros, del trabajo formal e informal. Por otro lado, 7 de cada 10 niños y niñas, están con enfermedad crónica de malnutrición, 42 niños y niñas mueren por enfermedades prevenibles y en contraposición el gasto de Guatemala en salud es de los más bajos en salud en el mundo, que es el 1,3 % del PIB; el 92% de la población indígena no cuenta con servicio de salud estatal y la respuesta del Estado al covid-19 es la implementación de estados de calamidad y de sitio con fuerte presencia militar, lo que genera mayor represión a la defensa del territorio, aumentando los asesinatos y la criminalización. Llamó a la unidad y libertad de las hermanas secuestradas por el estado, entre ellas Anastasia Mejia, que el 22 de septiembre fue allanada y encarcelada y junto a la abuela Petronila, como defensoras territoriales, exigían justicia denunciando la corrupción del municipio donde habitan y fueron encarceladas y acusadas de sedición y otros delitos que no cometieron.
En el contexto de pandemia, recalcó, que las empresas extractivas siguen cometiendo violaciones a los derechos individuales y colectivos, y, por tanto, denuncian estas acciones más sus estrategias asociadas al falso desarrollo, que están encaminadas al desalojo forzado utilizando el paraguas del covid-19, para extender esta forma de violencia y de la destrucción de la raíz milenaria, no solo en Guatemala, sino en todo el territorio Maya. En Mesoamérica.
Frente a las semillas y la medicina ancestral, resaltó, que se persigue a las hermanas sanadoras y las empresas vinculadas son las farmacéuticas, evidenciadas en violencia machista e institucional; de igual manera, la destrucción de lugares sagrados desde expresiones fundamentalistas de iglesias en Europa y Estados Unidos, que se demuestra en el asesinato de un hermano guía, ancestral, quemado vivo al ser acusado de brujo. También, se puso en marcha la destrucción de la espiritualidad, los principios comunitarios, la memoria colectiva, geográfica, con conocimientos ancestrales y de formas originarias de organización, acusados por el Estado con la amenaza permanente de un genocidio.
Denunció de esta forma, como las mujeres están en disputa permanente con el machismo hetero-patriarcal, racista que genera la destrucción en el territorio. Frente a esto las mujeres plantean su enfoque de acción más allá de la victimización, la inmovilidad, en donde se instituye el miedo, la culpa y el terror en las vidas. En primer lugar, se posicionan en acción, sin ambigüedad, reconociendo el antipatriarcalismo, el antirracismo, el antineoliberalismo y el anticapitalismo, porque estos sistemas invaden, saquean e imponen su legislación. Por lo tanto, la lucha emprendida, no solo es por el territorio – tierra, sino por el primer territorio de defensa: el cuerpo, el cual es necesario resignificarlo, respetarlo y generarle un camino hacia la liberación de las múltiples opresiones en el trabajo. El cuerpo, la mente, la espiritualidad, en la conciencia cósmica, en el sentipensar y relaciones para la vida y no para el patriarcado y el falso desarrollo; camino a la liberación y a la justicia, rompiendo el silencio y acuerpándose en comunidad.
Posteriormente intervino Luz Mery Panche Chocue, lideresa indígena del pueblo Nasa de San Vicente del Caguán del Caquetá colombiano, defensora de derechos humanos y ambientales, perteneciente a la Asociación de Cabildos Indígenas del San Vicente del Caguán y parte de la Coordinadora de Organizaciones y Pueblos Indígenas COMPIC, hace parte de la Instancia Especial de Alto Nivel con Pueblos Étnicos para la implementación del Acuerdo de Paz de la Coordinación Étnica Nacional de Paz CENPAZ y participa activamente del comité nacional del FOSPA en Colombia.
Luz Mery señaló que la exigencia de derechos y respeto por la vida parte del reconocimiento de los territorios indígenas de la Amazonía colombiana, en la que son propietarios originarios, bajo la figura de resguardos, de 27 millones de hectáreas, más del 50% del territorio amazónico. A pesar de esto, denunció, que han sido excluidos de las políticas de gobierno y estado, de los espacios de participación y toma de decisiones de las formas de producción, del modelo económico y de la visión de desarrollo, que para los pueblos indígenas parte de la conservación. Lo que además los hace los más apropiados para decidir cómo se debe planear la existencia de los seres humanos en el territorio amazónico. Lo que hace más grave esto, recalcó, es que esta exclusión está asociada a un exterminio físico y cultural, a raíz de la economía extractivista desde la época del caucho, la quina, las maderas, las llamadas bonanzas que han llevado al exterminio físico y cultural de los pueblos; afectando especialmente a las mujeres; dejando marcas profundas a sus cuerpos – territorios, al generar, situaciones de avasallamiento, exclavitud, violación sexual, prostitución, embarazos en niñas, alcoholismo, entre otras afectaciones.
Resaltó que estas afectaciones de la economía extractivista es sistemática y se agrava debido a la condición de olvido del Estado hacia los territorios amazónicos, debido a la política centralista, que deja sin inversión social al territorio y aumentan la precariedad en la atención a la población. Esto, además, genera que la explotación minero energética se convierta (lamentablemente) en una necesidad, en una posibilidad de subsistencia para los pobladores, que, además, genera graves cambios culturales. Esto, pone en claro, que es necesario un llamado de auxilio, para la protección de las mujeres y pobladores en general, al gobierno y a los países de donde vienen las empresas multinacionales, para que asuma la responsabilidad frente a la contaminación y afectaciones a la salud, que se acumulan en la biodiversidad y comunidades en el territorio; a lo que se le suma una alta presencia de fuerzas militares nacionales y extranjeras y la presencia del conflicto armado, que no generan, ni tienen control. Este conflicto armado ha generado violaciones de todo tipo a las mujeres – a pesar del Acuerdo de Paz- pues está demostrado que siguen los paramilitares, los grupos guerrilleros y el narcotráfico. Estas afectaciones agreden el gobierno propio, la medicina tradicional, el idioma y los usos y costumbres; lo que demuestra que es una política de estado, el exterminio físico y cultural de los pueblos indígenas, al no garantizar la sobrevivencia y permanencia en el territorio.
Frente a este panorama, resaltó, que los pueblos indígenas se siguen fortaleciendo en la resistencia desde la conquista, y continuando con el legado, por lo que felicita a la Minga Nacional que se moviliza desde el sur de Colombia, a las que se sumaran organizaciones amazónicas, para apuntarle al cambio del sistema económico y generar empoderamientos para gobernar con las capacidades de las mujeres, para tejer y gobernar, defender y cuidar la madre selva, para garantizar la existencia digna como comunidad. “Porque ese es el camino para pervivir en el espacio y el tiempo y aquí estamos y aquí seguiremos estando”.
Finalmente intervino Lilian Celiberti, activista, feminista, fundadora de AFM Cotidiana Mujer, integrante de la Articulación Feminista Marcosur, del colectivo ecofeminista Dafne y de la Asamblea de Colectivos las Pioneras, de igual manera, es organizadora de las jornadas de debate feministas y la asamblea feminista de Montevideo, organizo los diálogos interculturales de las mujeres indígenas y urbanas en el 2010, 2011 y 2017 y fue integrante del Tribunal Ético de las Mujeres realizado en el VIII Fospa y recientemente recibió la distinción como ciudadana ilustre de la ciudad de Montevideo.
Lilian generó una serie de reflexiones desde la militancia feminista, teniendo en cuenta el cuerpo como territorio, que es una llama fundamental de los saberes de las mujeres, pues desde la experiencia y vivencias corporales con la sexualidad, los afectos, la agresión con lo que se construye los saberes y miradas del mundo, al sacar del silencio todas las experiencias de opresión que el patriarcado ha ejercido sobre los cuerpos, vidas, deseos, proyectos. Por lo tanto, resaltó como estos diálogos de mujeres diversas son importantes por la pluralidad, ya que enriquece las realidades multiétnicas, pluriculturales, que son valiosas para la vida. Además, enmarca una impronta de las experiencias de luchas y resistencias, porque el extractivismo se da en todos los territorios, e impregna la vida de todas las personas en el mundo, pues genera despojos en cada rincón.
Señaló, para resaltar su intervención, las campañas generadas por pueblos indígenas en el Brasil frente al covid-19 y las múltiples afectaciones de las dinámicas extractivas a los pueblos y biodiversidad, como la generada en Ecuador por Nemonte Ninquino, lideresa indígena amazónica que ha luchado con sus pueblos por la protección de 180 mil hectáreas de bosques amenazados por la explotación petrolera y la acción de Sonia Guachachara que ha recorrido el mundo, planteando el genocidio por el gobierno de Bolsonaro, en relación a la expansión de la frontera minero energética y la no protección de la salud de los pueblos indígenas con la pandemia.
Luego, planteó como en relación al IIIV Fospa y al Tribunal de Mujeres ya realizado, compañeros de las organizaciones continúan analizando el extractivismo, el cambio climático o la colonialidad del poder sin diferenciar las afectaciones y vivencias dispares entre hombre y mujeres. Urge la necesidad de articularse desde la diversidad para hacer oír las voces de las mujeres en los espacios comunes de otros movimientos. Eso plantea un desafío para articular desde la autonomía de decisión sobre los cuerpos y vidas, las voces que surgen sobre las experiencias de violencia de las mujeres en distintos territorios, para generar escenarios alternativos para la defensa de la vida con una mirada emancipadora, desde nuevas formas de vivir, consumir y adquirir voz, presencia y autonomía de los cuerpos de las mujeres.
Desde esta perspectiva, planteó, que para generar una sociedad diferente se deben articular las luchas como una sola lucha con las miradas diversas entre las mujeres, recuperando la acción de muchas lideresas indígenas, que con potencia han constituido otra forma de construir feminismo, que es una acción de las sujetas, con el camino de la experiencia; en el que se plantea en la modernidad articular la perspectiva ecológica con la feminista, en donde la sustentabilidad de la vida aparece con potencia, para emprender las luchas.
Finalmente, las panelistas, intervienen frente a los vínculos que se pueden generar entre mujeres diversas y de distintos territorios en la región, al plantear que la defensa del agua, el ambiente y el territorio ha logrado mover la diversidad, como lo puede ser la defensa de los ríos, a través de acciones populares para exigir el respeto de los ecosistemas; tema que lo está extendiendo el grueso de la población.
Así que la Amazonía como corazón y pulmón del planeta, como punto de origen de la existencia debe lograr mover a la defensa de la madre tierra. Y un ejemplo, es como este virus daña a los pulmones y con estos dañados no se puede respirar, ni vivir, y se relaciona con que la tierra es integral y como las políticas estatales pretenden proteger el ambiente solo en las áreas de parques naturales y eso es como si en el cuerpo humano solo se curara un dedo y al resto no hacerle nada. Plantearon, que es necesario cuidar la integralidad y poner al frente los proyectos económicos propios que respeten al ambiente y pongan la vida y la unidad de acción, como eje principal y fundamental desde su relación armónica con la vida.
Igualmente, indicaron, que los desafíos para las mujeres en el contexto actual, no sólo es reconocer que las empresas extractivas y el modelo neoliberal ha hecho estragos en los territorios, sino que es necesario plantear que hay errores dentro de los movimientos de los pueblos, en dónde es necesario reconstituirse en un proceso antiimperialista y antipatriarcal, pues aún tienen un trabajo grande frente a los patriarcados original y ancestral, como al occidental, capitalista. Además, estas violencias hacia las mujeres han imposibilitado generar procesos de autodeterminación y de libre determinación, dentro de los cuerpos, de los movimientos sociales, de las organizaciones mixtas, dentro de los colectivos, como proyecto de vida.
Pusieron en firme, la necesidad de consolidar las alianzas estratégicas desde los feminismos plurales y diversos desde abajo (villeros, comunidades, barrios) para hacer eco como feministas comunitarias, ya que muchos movimientos feministas del mundo privilegiados, son indignantes al no abrir las puertas de su casa cuando otras mujeres deben migrar y no dan opciones de trabajo digno, cuando han visto que son obligadas a salir del territorio, lo que implica un racismo y de igual manera, no deja que exista un diálogo de saberes cuando se habla de mujeres originarias como víctimas, como las tuteladas, como las indias que van a testimoniar sin que haya un respeto a la sabiduría y epistemología ancestral, al buen vivir, al Abya Yala.
Aclararon que los reconocimientos deben ser plurales y mutuos y que no existe el diálogo sino hay solidaridad en las luchas y los conocimientos, que se han hecho, por ejemplo, contra el autoritarismo militar que sufrieron las naciones latinoamericanas. Por ende, el encuentro debe ser del compartir de territorios distintos, en donde hay que escucharse y complementarse, con un dolor que han tenido históricamente las activistas, que se han transformado en una propuesta diferente de mundos más plurales, ya que existen muchas exclusiones en el mundo patriarcalista y capitalista, y, por ende, hay que encontrar que los espacios de militancia sean de abrazo. Así que estos movimientos deben encontrar las formas de vivir, pensar, consumir, crear comunidad, establecer diálogos, combatir los racismos de las instituciones públicas, entre otras.
Destacaron el hecho de que es necesario domesticar el miedo, ya que los pueblos han sido forjados bajo la política de terror, y por otro lado, es necesario, sentir, pensar y practicar el respeto para entenderse y recuperar la dignidad que el capitalismo y patriarcalismo quita poco a poco. De tal forma, resaltaron, la necesidad de autoprotección en el territorio, desde el buen vivir, la cultura, la soberanía alimentaria, la medicina tradicional, el idioma, la organización interna, el gobierno propio, la justicia propia, la existencia misma en el territorio, los ríos limpios, los niños, los mayores; la vida de la comunidad es la forma de protegerse.