Los días 7, 8 y 9 de noviembre nos encontramos en la ciudad de Florencia con los pueblos originarios Uitoto, Andoke, Misak, Embera, Nasa, Tinihwa, Coreguaje, Inga, Pijao y Muinane, campesinos, campesinas, jóvenes, académicos, organizaciones sociales y ambientales que hicieron presencia desde Guaviare, Meta, Putumayo y Caquetá.
Contamos con el acompañamiento especial de sabedores del pueblo Yanacona para a través de la palabra dulce y amarga compartir experiencias, iniciativas y formas de organizativas propias de los territorios, donde hemos sido históricamente gobierno, economía y cultura. Durante el ejercicio reflexivo, en cada una de las mesas de trabajo se expresaron historias, experiencias y conflictos de carácter social, político, cultural, económico y ecológico en los territorios, de lo cual concluimos que nuestro dolor es el mismo y compartimos el principio de que: La madre tierra no necesita de nosotros y, al contrario, nosotros necesitamos de ella.
Por ende, tenemos la dirección colectiva y responsabilidad propia de protegerla, restaurarla y sustentar la existencia de los ecosistemas, los seres humanos, animales y demás seres que habitan esta casa común. Somos Amazónicos y Amazónicas porque nacimos de la cordillera, atravesamos sus selvas y sabanas, nos internamos en los ríos y lagunas, hemos arado su tierra para cosechar los dulces y ácidos frutos que nos otorga.
Sentimos y pensamos esta Amazonia como una posibilidad de re-existencia, esta entendida como la capacidad de resistir ante los enemigos de la vida, la maquinaria de la muerte y toda aquella mal intencionada labor sobre nuestra madre, pero también la capacidad creativa de practicar formas propias de organización alternativas, diferentes y revolucionarias.
También somos esta Amazonía a la que hemos visto perder su exuberancia, que ha erosionado su tierra, deforestado sus selvas, contaminado sus aguas y asesinado su fauna, que ha sido víctima de la ganadería extensiva, los monocultivos de palma aceitera, soya y caucho. Que sigue siendo un objetivo económico por su biodiversidad y ha sido pensada para su explotación fuera de los planes de vida de las comunidades que allí habitan.
Conscientes que para garantizar nuestra vida y la de las comunidades, necesitamos cambiar las practicas, instituciones, leyes, culturas y economías que han ido en detrimento de los ecosistemas amazónicos y comprometidos con el cambio, hemos dialogado en torno a tres ejes para nosotros y nosotras fundamentales:
Conoce a continuación el mandato completo: