“De todas las muertes, la más dolorosa es morir calcinado. Sentir que la piel se achicharra, que el fuego te invade hasta los tuétanos, gritar hasta que tu voz se derrite. Después del holocausto nazi, ningún gobernante permite hornos crematorios para seres humanos. Sin embargo, en la Amazonía abundan las hogueras contra millones de seres vivos de la naturaleza”, dijo el boliviano Pablo Solón a ocho presidentes reunidos en la Cumbre de la Amazonía, realizada en Belem do Pará, Brasil.
dijo el boliviano Pablo Solón a ocho presidentes reunidos en la Cumbre de la Amazonía, realizada en Belem do Pará, Brasil
Su intervención fue en representación de la sociedad civil y como portavoz del Foro Social Panamazónico (FOSPA), la Red Eclesial Panamazónica (REPAM) y la Asamblea Mundial por la Amazonía.
La deforestación y la degradación de los bosques, los impactos ambientales y sociales del petróleo, el llamado para preservar el parque natural Yasuní, la advertencia de que la minería está convirtiendo a la Amazonía en zona de sacrificio, el acceso a financiamiento que no mercantilice la naturaleza fueron algunos puntos centrales del discurso, en el que planteó que todos los seres vivos son sujetos de derechos.
Demandó a los mandatarios un reconocimiento a los derechos de la Amazonía que no sea lírico ni discursivo, sino que sea efectivo, exigible y con sanciones por los ecocidios.
Como ocurre con la Organización del Tratado de Cooperación Amazónica (OTCA), creada por los presidentes, exhortó a avanzar en la conformación de una OTCA social, como mecanismo de participación social para profundizar las acciones para salvar a la Amazonía, a la que catalogó como fuente de vida.
–Articulación FOSPA Bolivia