Las organizaciones de la sociedad civil de los países de la cuenca Amazónica articuladas en el Foro Social Panamazónico -FOSPA-, ante la grave situación que padece la madre tierra en nuestra gran Amazonía, señalamos en primer lugar que una de las causas determinantes del permanente deterioro ambiental de la región es la implementación de un modelo de desarrollo extractivista y privatizador, que sólo sirve a las lógicas de acumulación global del capital.
Los gobiernos de la región sudamericana, especialmente el de Bolsonaro en Brasil, al promover la inversión e intervención criminal y colonialista de la Amazonía por parte de empresas madereras, petroleras, mineras, agroindustriales e hidroeléctricas, quienes actúan junto con grupos armados privados, crea las condiciones para el desequilibrio ambiental y social que pone en peligro la vida de la Amazonía, su naturaleza y sus pueblos, y profundiza la crisis climática que soporta hoy el planeta. Con justa razón se ha levantado la consigna de «fuera Bolsonaro de la Amazonía» en la movilización mundial del pasado 23 de agosto, en la que estuvimos presentes como FOSPA.
En Bolivia también hay medidas gubernamentales que otorgan facilidades a los agronegocios para su expansión hacia la Amazonía y el Pantanal, al igual que la apertura de áreas de preservación a megaproyectos energéticos y de infraestructura. Solicitamos al gobierno, por lo tanto, dejar sin efecto la ampliación de la frontera agropecuaria, así como reconocer la participación de la población en el control social en los cambios de uso de suelos y seguimiento a las políticas públicas.
Lo que sucede en la Cuenca es producto de políticas transnacionales dictadas por los centros de poder mundiales. Los problemas de la deforestación no están solamente en los incendios actuales, que son más bien un resultado de todos ellos. En consecuencia, la solución a la actual crisis no debe centrarse exclusivamente en los territorios amazónicos, ni puede limitarse a puntuales y oportunistas apoyos de emergencia. Por el contrario, reclama decisiones mundiales audaces que garanticen la pervivencia de la humanidad, desarticulando modelos económicos y energéticos responsables en gran medida de la crisis humanitaria y del actual calentamiento global, por el incremento constante de emisiones de Gases de Efecto Invernadero. El uso de los bienes ambientales debe tener una transformación radical para la sobrevivencia digna de la especie humana y de todas las formas de vida en el planeta.
El desconocimiento de los saberes ancestrales y comunitarios también ha sido la lógica con la cual se definen políticas sobre la Cuenca Amazonica y, en correspondencia con ello, se alienta el racismo como justificación de las acciones estatales y paraestatales. Los pobladores de la Amazonía rural y urbana, comunidades de mujeres y hombres, campesinas, afrodescendientes y especialmente indígenas, habitantes milenarios de esta selva, son merecedores de protección y de garantías de participación en la toma de decisiones sobre su territorio, como base de la supervivencia material y cultural como pueblos, guardianes naturales de la Amazonía.
Sin duda la emergencia por los incendios forestales reclama la solidaridad mundial y medidas integrales de restauración de la vida Amazónica. Sin embargo ésta no puede tener un carácter intervencionista que socave las soberanías de los pueblos, ni que el apoyo internacional esté dirigido a viabilizar las inversiones en los negocios ganaderos y agroindustriales, o en proyectos de mercantilización de la Amazonía como los llamados REDD, REDD+ o REM, presentados como alternativas a la deforestación y a la inestabilidad del cambio climático. Tampoco la crisis ambiental debe servir para apuntalar las estrategias hegemónicas del imperio en la región, tarea que el cartel de la derecha latinoamericana, liderada por Duque y Bolsonaro, han empezado a desarrollar, ahora con su máscara conservacionista.
Las organizaciones que hace más de 16 años nos hemos venido encontrando alrededor del Foro Social Pan Amazónico -FOSPA-, donde articulamos múltiples iniciativas en torno al cuidado y la defensa de la Amazonía, hacemos un llamado conjunto desde los 9 países de la cuenca a mantener la movilización para presionar cambios en las políticas que afectan la selva amazónica. Por esa razón invitamos a participar en las jornadas convocadas para el 5 de septiembre, el Día de la Amazonía y de la Mujer Indígena, como también en las del 20 de septiembre, la Huelga General Global contra el cambio climático.
Vamos a manifestarnos allí con nuestras banderas por la salvación de la Amazonía, tejiendo voluntades e iniciativas que nos permitan ampliar y sostener esta tarea histórica de recuperarla para la vida. Solamente en el poder de articulación de los pueblos, movimientos y organizaciones comunitarias, se encuentra la fuerza social transformadora capaz de desestructurar los modelos de producción y consumo que se sustentan en la explotación y degradación de la naturaleza y de la humanidad.
¡Por la vida, defendemos la Amazonía!
FORO SOCIAL PAN AMAZÓNICO – FOSPA –[1]
Organizaciones y Comités FOSPA de Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador,
Guyana, Guyana Francesa, Perú, Venezuela y Surinam
#SalvemosLaAmazonía
[1] Conozca aquí las organizaciones participantes en el FOSPA